El colesterol es un elemento vital importante y necesario para la formación de membranas celulares y de hormonas. Pero cuando el nivel de colesterol sobrepasa determinados valores se convierte en un problema para la salud que afecta ya a millones de personas. Muchas de ellas deben ingerir diariamente medicamentos (reductores de lípidos). El exceso de colesterol perjudica los vasos sanguíneos, provocando que en algunos puntos sean más estrechos y obstaculizando de este modo el flujo sanguíneo. Todo ello provoca irremediablemente que los tejidos y los órganos corporales no reciban la suficiente nutrición, un factor de riesgo que perjudica el bienestar general y que acelera el proceso de envejecimiento.
El colesterol se adquiere a través de los alimentos y por la producción propia del organismo. En realidad, casi todas las células pueden producir colesterol por lo que la ingestión adicional es necesaria sólo hasta cierto punto. El organismo se encarga de que, con una alimentación adecuada, no se produzca una sobrecarga en la circulación sanguínea. Los ácidos grasos no saturados transportan el colesterol, evitando que se deposite en las paredes de los vasos.
Los esquimales de Groenlandia consumen con su alimentación aproximadamente 14 g. de aceite de pescado al día y, contrariamente a nosotros, sufren raras veces de artrosis. Los científicos coinciden en la opinión de que las causas de esta diferente sintomatología se encuentran en el alto consumo diario de ácidos grasos omega 3, contenidos en el aceite de pescado. Estas sustancias grasas actúan en diferentes puntos del cuerpo, evitando reacciones nocivas.
En los últimos 20 años se han llevado a cabo numerosos estudios acerca de los efectos beneficiosos de los ácidos grasos omega 3 sobre el metabolismo. Administrándolo durante un tiempo prolongado el aceite de salmón reduce el nivel de colesterol, protege contra la arteriosclerosis, aumenta la elasticidad de los vasos sanguíneos y evita su destrucción en casos de diabetes, insuficiencias renales, reuma y gota, baja la presión sanguínea, reduce la psoriasis y las enfermedades bronquiales.
Para que el riesgo que representa el colesterol disminuya considerablemente, se recomienda:
Limitar el consumo de grasas y aceites animales, tomar alimentos ricos en fibra y mucha verdura, hacer ejercicio físico e ingerir el reductor natural de lípidos: el aceite de salmón.